Bolivia, contrariamente a lo que se cree, no es un país altiplánico, es, esencialmente, amazónico. El 65% del territorio nacional, de norte a sur, está influenciado por la cuenca del Amazonas y pertenece a la zona de tierras bajas.
Es una región donde se afinca una vasta biodiversidad que habita su floresta, sus ríos y sus lagos, que la convierten en patrimonio natural del mundo.
Gran parte del ciclo del carbono, que es crucial para la ecología del planeta y el clima, se produce, precisamente, en la Amazonía, que involucra a nueve países de Sudamérica, por lo que se la conoce también como “los pulmones de la Tierra”. La Amazonía boliviana esta bien reconocida por su elevado grado de conservación.
En el occidente del país, las montañas con sus ponchos blancos, con sus formas y míticas, tocan con sus picos los limpios cielos andinos, y se constituyen en un espectáculo único en el mundo.